1. Ignorancia, porque no se nos enseñó cómo administrar el dinero. Especialmente si vivimos en una sociedad donde su filosofía es gastar: “si no tiene dinero, consígalo”. “si no puede costear el gasto, hágalo de todos modos, usted se lo merece”
2. Falta de dominio: Tenemos la tendencia de pensar que necesitamos todo “ahora” mismo. De alguna manera ha llegado a ser nuestro “derecho” el tener dos autos nuevos, ropa nueva cada semana, una linda casa y vacaciones apasionantes.
3. Mala planificación: No importa si las intenciones sean buenas, si una persona no tiene un plan que mida las entradas contra los gastos, está en camino de la deuda y problemas financieros.
El hecho de que una persona se encuentre endeudada es el resultado de una actitud anteriormente adoptada: la de no haber entendido o de no haber obedecido a los principios de Dios.
Endeudarse es un asunto que tiene que ver con los impulsos. Algunas personas tienen un deseo incontrolable de comprar cosas. A veces lo hacen para adquirir amor propio pero la mayoría de las veces por ignorancia.
Estar en deuda no es en sí el problema, la deuda es solamente un síntoma del verdadero problema: avaricia, impaciencia, temor, falta de disciplina, hábitos pobres de mayordomía, etc.
Cuando un cristiano sigue pidiendo dinero prestado, sin poder en realidad disponer de los medios suficientes como para devolver el préstamo, su categoría viene a ser la del engaño y la avaricia. No cabe duda de que este estado mental no hará otra cosa que separar a cualquier cristiano de la voluntad de Dios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario