
Tal vez ésta ilustración nos cause un poco de riza, pero desafortunadamente es triste ver como para todos nuestros deseos, caprichos y antojos somos capaces de gastar grandes cantidades de dinero, pero cuando se trata de ofrendar para la causa de Dios en nuestras iglesias, por lo general damos de lo que nos sobra y casi siempre son cantidades pequeñas de dinero.
Proverbios 3.9-10 dice; “honrra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto”
En otras palabras, debemos darle a Dios de lo mejor que tenemos y él cumplirá su promesa y nos regresará mucha mayor bendición.
Si solamente regresamos a Dios el diezmo, no estamos haciendo nada extraordinario, pues es lo mínimo que podemos hacer como cristianos que decimos ser, pero cuando somos generosos con nuestras ofrendas, estamos dando un testimonio de que Dios es, efectivamente el dueño de todo lo que poseemos y que estamos dispuestos a confiar en su provisión para nuestras necesidades personales. Recordemos que mostramos nuestra fe al dar. Jesús dijo que es mejor dar que recibir. Salomón declaró que el hombre generoso prospera.
No olvide que “si sembramos centavos, cosecharemos centavos y si sembramos billetes, cosecharemos billetes”