domingo, 8 de febrero de 2009

El dinero NO da la felicidad

Los Estados Unidos cambiaron para siempre cuando un carpintero, James Marshall, vio algo brillante en el río American, lo tomó y corrió a buscar a su patrón, un suizo apellidado Sutter que tenía tierras reclamadas como colonizador. El carpintero entró, desamarró el pañuelo y arrojó sobre la mesa un puñado de oro. Eso dio inicio a la "fiebre del oro". California se llenó de gente viniendo de todo el planeta. El pequeño puerto de “Yerba Buena” se convirtió en “San Francisco” y el estado entró en una prosperidad ininterrumpida. Literalmente miles de personas acudieron buscando hacerse ricas. Unos lo lograron, otros no, pero todos acudieron con una ilusión en el corazón. Los comerciantes que acudieron a vender y hacer negocios, sirviendo a los buscadores de oro con alimentos, herramientas y ropa, hicieron en general más dinero que los que buscaban la riqueza en los ríos, exponiendo su vida y peleando entre sí. Fue una época brava. El cine hoy la recuerda en forma idealizada pero la verdad es que muchos de los buscadores de oro que la vivieron y dejaron por escrito sus experiencias la muestran con toda la crudeza de la ambición desmedida, llena de traiciones, facinerosos de toda laya, gente perversa que venía con la intención de esquilmar y robar. Y aún algunos de los que lograron encontrar oro y se hicieron ricos, encontraban una vida vacía al haber renunciado a sus familias, llegando a pensar que no valía la pena el sacrificio hecho. Creo que la lección que podemos extraer es que la riqueza no da a nadie por si sola, felicidad. Si la diera, todos los asaltantes serían felices, y no lo son. El sentido común nos indica que en esta tierra, mucho más valioso que el oro, es el tiempo. De manera que rico no es el que tiene dinero y se angustia por conservarlo. Rico es el que tiene lo necesario y tiempo para disfrutarlo con la gente que ama. Todos tenemos el reto de vivir... y disfrutarlo.
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar la mayor de las riquezas. I Timoteo 6:6 "Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento."